Te hicieron pastor. El mejor que conozco.
Pudiste hacer funcionar los transistores y tuviste la música y el vals.
Tenías que salir de puntillas pues yo no te dejaba marchar. Yo te seguía y te seguía. Quería ir a todas partes contigo, verlo todo desde tus hombros y tus ojos. Escucharlo todo desde tu voz.
Ahora toma mis pasos, mis hombros, mis ojos y mi voz.
Los pastores somos unidos.