... en el que no toleraba pensar (pero igual lo pensaba):
- que decepcionaba a mi padre.
- que era incapaz de llevarme bien con mi madre.
... en que me encontré remando en medio de la calma chicha y pensé que me quedaría varada para siempre.
... en que viví con la depresión de la mano por dos años.
... en que aprendí un montón de cosas irrelevantes.
... en que veía una y hasta dos películas diarias.
... en que todo mi capital lo llevaba en el bolsillo derecho de mi chamarra.
... en que el hambre del día se saciaba con una fruta y agua.
... en que aprendí a obtener gratis los libros, discos y boletos para las pelis y conciertos que no me podía pagar (no los robaba, no sean malpensados).
... en que soñaba con escaparme lejos, muy lejos.
Ahora pienso:
Para bien o para mal, soy lo que soy.
No hay conocimiento irrelevante o inútil.
Y que nunca el sol brilla con mayor esplendor ni el cielo es más claro y sereno que cuando la tormenta ha pasado.
autocompasión es...
... la facultad para otorgarnos a nosotros mismos la importancia que el resto del mundo nos escamotea. Y con creces, además.
MESMAMENTE...
filosofía de nescafé,
naturaleza humana,
vida
Días y días
Hay veces en que los planetas se alinean, el hado nos sonríe; el sol brilla con benevolencia, la hierba se vuelve más fresca y suave, y de la tierra brota un aroma cálido que nos envuelve mientras corremos tras la pelota. Son ocasiones memorables que guardamos como una moneda preciosa; durante los días siguientes nos dedicamos a acariciarlos constantemente y nos sirven como sostén. No importa lo demás. Ni siquiera si se perdió. Lo importante es cómo se jugó.
Pero también hay otros días.
En esos días, una bruma pegajosa lo envuelve todo. Por más que corras y te esfuerces, quedas atrapado como en una tela de araña. El cuerpo no te obedece, se queda inmóvil o reacciona demasiado tarde. El balón tampoco quiere ayudar. Se desvía, pasa a nuestro lado, nos evade.
Y a pesar de todo el esfuerzo, ganas y desesperación, rebota una y otra vez sin entrar en la portería rival.
A todo esto sólo puedo ofrecer una explicación: el designio de las divinidades que habitan y animan el microcosmos de una cancha. Unas veces éste es favorable y otras, no. Este orden oculto para los mortales lo trastoca todo: técnica, estrategia, talentos individuales y colectivos, ventajas y debilidades.
¿De qué otra forma se podría explicar el carácter imprevisible, disparejo y contradictorio del llamado "Juego del Hombre"? Hay otros deportes que presumen ser más justos que la vida misma; pero esto resultaría un consuelo de bobos, en caso de ser verdad. A mi más bien me gustaría que la vida fuera así de simple: un balón, una portería hacia la que hay que avanzar, otra portería que defender y dos equipos. Lo demás es pura teoría.
Por eso se me ocurrió una posible plegaria para invocar la benevolencia de los genios guardianes del prado de juego, las porterías y el balón:
Gracias por esta ocasión para reunirnos
Gracias por darnos salud y vigor para venir a jugar
Que el sol brille sobre todos los que nos encontramos dentro y fuera de la cancha
Que éste sea un tiempo fecundo
Que nuestro juego esté lleno de alegría y que nosotros mismos podamos transmitirla a otros fuera de esta cancha
Que no haya lesiones ni fuerza innecesaria
Que ni la ira ni el miedo empañen nuestro ánimo
Que la pelota encuentre su camino y nos encuentre
Que nuestro juego sea grato y honesto para todos
PD. Encontré este artículo sobre el interesante origen del futbol de mesa y su injustamente desconocido creador. Se los recomiendo.
Pero también hay otros días.
En esos días, una bruma pegajosa lo envuelve todo. Por más que corras y te esfuerces, quedas atrapado como en una tela de araña. El cuerpo no te obedece, se queda inmóvil o reacciona demasiado tarde. El balón tampoco quiere ayudar. Se desvía, pasa a nuestro lado, nos evade.
Y a pesar de todo el esfuerzo, ganas y desesperación, rebota una y otra vez sin entrar en la portería rival.
A todo esto sólo puedo ofrecer una explicación: el designio de las divinidades que habitan y animan el microcosmos de una cancha. Unas veces éste es favorable y otras, no. Este orden oculto para los mortales lo trastoca todo: técnica, estrategia, talentos individuales y colectivos, ventajas y debilidades.
¿De qué otra forma se podría explicar el carácter imprevisible, disparejo y contradictorio del llamado "Juego del Hombre"? Hay otros deportes que presumen ser más justos que la vida misma; pero esto resultaría un consuelo de bobos, en caso de ser verdad. A mi más bien me gustaría que la vida fuera así de simple: un balón, una portería hacia la que hay que avanzar, otra portería que defender y dos equipos. Lo demás es pura teoría.
Por eso se me ocurrió una posible plegaria para invocar la benevolencia de los genios guardianes del prado de juego, las porterías y el balón:
Gracias por esta ocasión para reunirnos
Gracias por darnos salud y vigor para venir a jugar
Que el sol brille sobre todos los que nos encontramos dentro y fuera de la cancha
Que éste sea un tiempo fecundo
Que nuestro juego esté lleno de alegría y que nosotros mismos podamos transmitirla a otros fuera de esta cancha
Que no haya lesiones ni fuerza innecesaria
Que ni la ira ni el miedo empañen nuestro ánimo
Que la pelota encuentre su camino y nos encuentre
Que nuestro juego sea grato y honesto para todos
PD. Encontré este artículo sobre el interesante origen del futbol de mesa y su injustamente desconocido creador. Se los recomiendo.
MESMAMENTE...
andanzas,
celebraciones,
futbol,
naturaleza humana
No puedo dormir
Y no es porque no tenga sueño, sino todo lo contrario.
Siempre he demostrado mayor pericia cuando se trata de pasar noches en vela que cuando debo iniciar una jornada a primera hora.
No duermo; intento retrasar todo lo posible el momento de ir a dormir, lo cual no es más que una evasión tonta ante el cansancio y el sueño del que despertaré aún más cansada. Es una resistencia inútil contra lo inevitable: debo madrugar demasiado temprano.
Pero mientras, me evado en mi propio desvelo y sueño con los caminos que se inundan en la luz del sol por la mañana.
Noctámbulos crónicos y madrugadores anónimos... uníos.
Siempre he demostrado mayor pericia cuando se trata de pasar noches en vela que cuando debo iniciar una jornada a primera hora.
No duermo; intento retrasar todo lo posible el momento de ir a dormir, lo cual no es más que una evasión tonta ante el cansancio y el sueño del que despertaré aún más cansada. Es una resistencia inútil contra lo inevitable: debo madrugar demasiado temprano.
Pero mientras, me evado en mi propio desvelo y sueño con los caminos que se inundan en la luz del sol por la mañana.
Noctámbulos crónicos y madrugadores anónimos... uníos.
Ya reapareció la amiga ausente
...pero los detalles y pormenores los cuento después.
Por ahora hemos iniciado clases, así que todo es confusión y caos en mi vida y en la de otros.
Pero el terror llegará dentro de poco cuando ponga en práctica mis refinados métodos de tortura psicológica y control subliminal, disfrazados de dinámicos y estimulantes métodos pedagógicos.
Prepárense, incautos, porque voy a sustraerles los residuos de voluntad y raciocinio que les han dejado intactos la tele y los videojuegos. Voy a inocularlos con el virus de la palabra para que contraigan la terrible peste pensante, la cual los hundirá en el desasosiego eterno.
Su mente y su alma abandonarán el sitio que ocupaban entre los bienaventurados que todo lo creen y todo lo aceptan. Serán arrojados al círculo maldito de los condenados a dudar por siempre jamás, y acompañarán en su penar a los parias que contradicen la opinión de la mayoría.
Por los siglos de los siglos...
La Maistra del Mal ha dicho.
Por ahora hemos iniciado clases, así que todo es confusión y caos en mi vida y en la de otros.
Pero el terror llegará dentro de poco cuando ponga en práctica mis refinados métodos de tortura psicológica y control subliminal, disfrazados de dinámicos y estimulantes métodos pedagógicos.
Prepárense, incautos, porque voy a sustraerles los residuos de voluntad y raciocinio que les han dejado intactos la tele y los videojuegos. Voy a inocularlos con el virus de la palabra para que contraigan la terrible peste pensante, la cual los hundirá en el desasosiego eterno.
Su mente y su alma abandonarán el sitio que ocupaban entre los bienaventurados que todo lo creen y todo lo aceptan. Serán arrojados al círculo maldito de los condenados a dudar por siempre jamás, y acompañarán en su penar a los parias que contradicen la opinión de la mayoría.
Por los siglos de los siglos...
La Maistra del Mal ha dicho.
antiparábola
La oveja se fue un día del rebaño sin avisarle a nadie.
Como me habían dejado a cargo, salí a buscarla. En cuanto la encuentre, pensé, voy a reprenderla por esta travesura. Pregunté y pregunté a todo aquel a quien me encontraba sobre el paradero de la perdida. Cómo se le ocurre irse como si nada. No estaré tranquila hasta que regrese.
La encontré finalmente, pero ya no pude decir nada cuando me explicó las razones de su escape. Al querer regresar, se había perdido aún más. Intenté convencerla para que volviera, aunque comencé a sentirme aún más perdida.
Hoy regresó. Pero sigo sin estar tranquila.
Quien tenga oídos, que escuche.
Quien quiera entender, que entienda.
Como me habían dejado a cargo, salí a buscarla. En cuanto la encuentre, pensé, voy a reprenderla por esta travesura. Pregunté y pregunté a todo aquel a quien me encontraba sobre el paradero de la perdida. Cómo se le ocurre irse como si nada. No estaré tranquila hasta que regrese.
La encontré finalmente, pero ya no pude decir nada cuando me explicó las razones de su escape. Al querer regresar, se había perdido aún más. Intenté convencerla para que volviera, aunque comencé a sentirme aún más perdida.
Hoy regresó. Pero sigo sin estar tranquila.
Quien tenga oídos, que escuche.
Quien quiera entender, que entienda.
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vida