Serpiente(alias René), diseñador y blogger oaxaqueño, me ha dedicado un fantástico ambigrama tótem o ambitótem.
Para quienes el término ambigrama no les diga mucho, les recomiendo la visita al
blog de Serpiente, donde encontrarán no sólo ejemplos, sino muestras de su talento en este arte.
Muchas gracias por este obsequio, señor Serpiente. Espero que nos sigas compartiendo tus palabras, trazos y colores, y que, al igual que tu nahual, sigan creciendo, capa tras capa de piel renovada y longeva.
El primer libro que recuerdo haber hojeado con fruición y sin descanso, fue el tomo despastado de una enciclopedia. Esto quiere decir que no tenía principio ni fin, de forma textual; tampoco sabría decir cuál era el número de fascículo ni título de dicha obra, aunque para mí eran detalles por demás secundarios, puesto que yo no sabía leer aún. Esto no era obstáculo, empero, para que me pasara horas y horas con este librín, puesto que su atractivo consistía en todas sus ilustraciones.
Boy scouts realizando las gracias propias del movimiento escultista; la evolución de los primeros microorganismos hasta los dinosaurios durante las distintas eras prehistóricas; aspectos de la vida cotidiana en las aldeas medievales, los juguetes romanos chinos; la máscara de oro del sarcófago de Tutankamon, los delfines del palacio de Knossos en Creta... Lo mejor de todo eran las explicaciones e historias que yo misma creaba para cada una de estas imágenes. Sobra decir que cuando comencé a leer trabajosamente los textos que las acompañaban, éstos últimos me resultaron incomprensibles, cuando no insatisfactorios o incluso, absurdos, al igual que las explicaciones que los adultos bienintencionados me proporcionaban.
En fin, una de las imágenes que más me subyugaban era una ilustración parecida a esto ---->
Sobra decir que gracias a esta imagen rescatada entre los girones de mis lecturas de infancia, adoro las visitas a la óptica. El reencuentro con ella es mi parte favorita del examen de la vista cuando me calibran para un nuevo par de espejuelos. Además a los optometristas les hace una gracia tremenda cuando les digo que me encanta su foroptor o foróptero, que así es como se nombra el artefacto en cuestión.
Ni los engendros de Ctulhu, que conocería muchos años después, ni las enigmáticas efigies de los dioses prehispánicos, le ganan a eso.
"La amistad es una conspiración de poca monta contra aquello que los demás consideran razonable."
Alain de Botton, Las consolaciones de la filosofía
(Así es; algo nos debe servir de consuelo ante las horas perdidas en el sistema subterráneo de transporte público.)
Me gustaría compartir con ustedes una canción; es el tema musical de un largometraje de animación, "Las trillizas de Belleville", coproducción franco-belga-canadiense-británica . Si tienen oportunidad de verlo, se los recomiendo de verdad. Posee un estilo muy distinto al de las animaciones americanas o japonesas, quizá a muchos les parezca tediosa o lenta (carece de diálogos, salvo al inicio y final). Pero también es un tributo a los inciadores de la animación y a ídolos como Django Reinhart, Josephine Baker, Amalia Rodrigues, Jacques Tati... Es una de mis animaciones favoritas y, particularmente esta canción me pone siempre de buen humor. Como podrán ver, el video del tema también es maravilloso.
Nota al margen: El "Belleville Rendez-vous " fue nominado en 2004 para el premio de la Academia (gringa, claro) en la categoría de mejor tema musical. Y seguramente lo hubiera ganado de no ser por tres pequeños detalles: 1. No era gringo. 2. Compitió contra el tema de una peli llamada "El señor de los anillos. El retorno del rey". 3. No era gringo.
Queridos, amados contertulios de este espacio... Si viven como una servidora en la otrora Ciudad de los Palacios, sabrán que conceptos como espacio y tiempo son relativos en esta dimensión. En otras palabras:
a) Que la mayoría de quienes viven aquí no espera llegar al trabajo, escuela, cine, etc. antes de una hora, mínimo, de viaje.
b) Que buena parte de la sobreviencia radica en el dominio y conocimiento del transporte público, particularmente, del metro.
c) Que la puntualidad es una utopía que en ocasiones raya en la imprudencia.
d) Que SIEMPRE SIEMPRE hay que esperar lo inesperado.
Por razones que no vienen al caso explicar, me he visto en la necesidad de desplazarme diariamente desde las bucólicas chinampas xochimilcas hacia rumbos ignotos para mí, hasta hace unas semanas.
Si les sobra paciencia y ocio, verifiquen cuáles podrían ser las estaciones del metromás lejanas al punto donde se encuentran ustedes. ¿Ya estuvo? Pues a mí me mandaron a una de sus elecciones. Ahora imagínense una hipotética ruta de viaje de un extremo a otro del sistema. Súmenle una docena de vendedores de música de novedad con bocinas a todo volumen, algunos turistas gringos, montones de señoras con bolsas enormes y oficinistas aburridos. Ahora, a divertirse. (Intenté atajar desde Tacubaya, pero ya no tolero pasar una vez más por el Túnel de la Ciencia, también conocido por testimonios de otros viajeros como el Túnel del Tiempo.)
Creo que por, primera vez, no hay atajo posible. Rayos.
La prisa es una mala costumbre viviendo en una ciudad-monstruo.
... Y cada vez que viene al D.F., las autoridades "culturales" y no culturales parecen esforzarse de verdad para meterlo por la puerta trasera. Y yo que pensaba que los tiempos del "Comes, lees y te vas" se habían acabado. Compló habemus.
"El Quijote era un señor al que llamaban El manco de Nepantla"(¡Vámonos! Y este señor conocía a una tal Juana, también conocida como La musa de Lepanto, ¿no?)
"Dulcinea en realidad era una mujer de la vida alegre" (Claro, eso se sabe en el otro Quijote, no el de Avellaneda, sino el de Dan Brown).
"Don Quijote se metió en una armadura, empuñó una espada medieval y montó a la Cordera, que era mitad caballo y mitad burro." (La unión entre los Siglos de Oro y el Realismo español da como resultado algo así como un neorrealismo mágico).
Qué tal una gripe psicosomática que me noqueó todo el fin de semana. Sólo recuerdo un par de momentos de media vigilia en que abandoné mi posición horizontal y mi función de fuente calorífera para mis gatos, que dormitaron junto conmigo esos días.
Lo peor de una gripe psicosomática es que sólo se acaba cuando se quiere acabar. Antibióticos, jarabes, pastillas, remedios caseros... todo carece efectividad sobre el término de este mal. Sumemos a esto el hecho de que yo misma perdí toda la fe en los beneficios de cualquier antibiótico a muy temprana edad, merced a cierto episodio de mi infancia relacionado con una intoxicación sabor a naranja. Soy una atea de la aspirina y sé de buena fuente que Bayer me quiere ver arder en una pira por hereje.
Además, nos han prometido días como hornos, lo cual no es una buena noticia viviendo en una ciudad como ésta, ni en estos momentos en que siento el cuerpo de yeso y la cabeza de agua.
He dormido poco y mal. Siento la garganta como si hubiera tragado un par de litros de mertiolate. ... Y mi tesis sigue creciendo página tras página. ... Y los desencuentros.
Creen los hurones, como todos los pueblos iroqueses, que el sueño transfigura las cosas más triviales y las convierte en símbolos al tocarlas con los dedos del deseo. Creen que el sueño es el lenguaje de los deseos no realizados y llaman ondinnonk a los secretos deseos del alma, que la vigilia ignora. Los ondinnonk asoman en los viajes que hace el alma mientras duerme el cuerpo.
Eduardo Galeano, Memoria del fuego, Los nacimientos