Cuentos de hadas para ayer y hoy (I)

Habíamos especulado sobre la nueva película de Del Toro. ¿El laberinto del fauno estaría a la altura de un trailer alucinante? Si las películas estuvieran a la altura de sus trailers, estaríamos en el mejor de los mundos posibles. Al menos fue más que convincente para lanzarnos a la aventura y arriesgarnos a participar de la agonía o el éxtasis cinéfilo.

Y ahora que ya la vi, ¿qué puedo decir? Afortunadamente está fuera de la primera posibilidad (la de la agonía), pero aún no sé si el éxtasis es tal o si el laberinto aún no me deja salir de él.
Más que alabar sus virtudes técnicas y formales (cuántas, no lo sé; pero de que existen, ni qué duda cabe), me gustaría hablar de la historia en sí misma.
Más allá de la clásica confrontación bien-mal y realidad-fantasía, la historia, planteada como un cuento de hadas en sí misma, tiene como contraposición un escenario, contexto y personajes sumamente verídicos, incluso, descarnadamente reales. Así que el fauno y su mundo se encuentran presentes, de forma contrastante y estremecedora, al igual que los humanos y su mundo "real".
La historia del laberinto del fauno nos remite directamente a elementos fundamentales de las historias infantiles: las pruebas y acertijos que debe afrontar el personaje principal (héroe o heroína). La inocencia y bondad como virtudes más poderosas que la fuerza bruta y la crueldad; la valentía que da la fe, que no el fanatismo idiota, como la tabla de salvación.
Y en mi personal opinión, creo que esas son las verdades más importantes de esas historias que nos llenaban/nos llenan la infancia.