Señor, las grandes ciudades están perdidas y disueltas./
En la más grande se vive como quien huye de un incendio.
R.M. Rilke
Hay que decirlo: nunca me imaginé (al igual que muchos otros, supongo) que el resultado final fuera tan sobrecogedor, impresionante.
Me quedo con la imagen donde sobresale el hombre sobre su silla de ruedas entre los demás cuerpos tendidos a su alrededor, como una metáfora de la dignidad de un cuerpo en su lucha por preservarse a pesar de todo.
Muchos amigos participaron en la foto; qué divertido ha sido intentar identificarlos en las fotos que los medios han publicado, por no hablar de los testimonios directos de cada un@. En lo personal, los admiro mucho, muchísimo.
Ahora, lo que me resta es preguntar en cada caso cuál fue la razón que los animó a participar. Naturalmente, razones puede haber tantas como válidas son todas y cada una de ellas. Me imagino que una labor como la de recolectar todos esos testimonios podría resultar tan fascinante y superar las dimensiones faraónicas de las imágenes que Tunick captó.
LIBERTAD
En las entrevistas a quienes fueron fotografiados, se ha mencionado repetidas veces el carácter "liberador" de esta experiencia; asimismo, se ha repetido (y comprobado) en todo momento, el carácter cerrado y conservador de la sociedad mexicana.
Es cierto; aunque la ciudad de México enarbola ante otras regiones del país la bandera de la liberalidad en aspectos sociales, políticos, sexuales, culturales, etcétera, vivimos en medio de una serie de restricciones adoptadas y/o impuestas por los factores que merman la calidad de vida de quienes vivimos en esta urbe: violencia, desigualdad social, aumento desmedido de la población, corrupción, insuficiencia/deficiencia en la cobertura de servicios básicos (agua, electricidad, transporte público, etc.).
Muy bien que un proyecto artístico como el de Tunick pueda llevarse a cabo sin que haya un montón de gente amenazando con revivir los mejores tiempos de la Inqusición; pero también es oportuno señalar que en este país hay muchos artistas cuyas instalaciones o proyectos han sido y siguen siendo censurados. Lo malo es que estos ofensores de las "buenas conciencias" no tienen un nombre extranjero ni miles de cuerpos desnudos que los respalden.
¿Y qué decir de la libertad para discutir una ley sobre el aborto sin que se entrometa hasta el Papa? ¿Alguien ha propuesto siquiera un referéndum al respecto? Si hablamos de libertad para decidir qué hacemos con nuestro cuerpo, ¿por qué se rehúye analizar, discutir y legislar formalmente la eutanasia? ¿Por qué se restringe el acceso a métodos anticonceptivos seguros y educación sexual actual y objetiva para TODOS los sectores de la población?
Hablemos no sólo de una catársis que permite ver a una porción de individuos gozando libremente de su cuerpo en un proyecto artístico: esa libertad tiene que ver más con preservar la dignidad de alguien que asume diversas decisiones sobre su cuerpo, de forma conciente y voluntaria, sin que esto sea motivo para que se le hostigue o condene.
IGUALDAD
Vivimos en una sociedad que se sustenta, en buena medida, gracias a los prejuicios y discriminación. En ocasiones, estos se interrumpen, pero sólo temporalmente. Sin embargo, parece que en lugar de revertirse, éstos aumentan y se multiplican.
Dónde vives, a qué te dedicas, quién te gusta y cómo te gusta. Tienes o no tienes. Sospecho que desde el arribo del nuevo régimen estas fracturas se han ahondado aún más.
Más allá de la convivencia nudista a gran escala, necesitamos un ejercicio continuo de igualdad para poder ver al otro de la misma forma como nos sospechamos íntimamente: vulnerables, con cicatrices; susceptibles por igual al dolor y al placer.
¿Se puede hablar de igualdad cuando cotidianamente somos testigos de las agresiones que quedan impunes? Pederastas, milicos, narcos, violencia a grande y pequeña escala; desde una violación que es confundida con gastritis, las cabezas cortadas, los signos de violencia que es posible adivinar en los muros, hasta la violencia intrafamiliar, la que se ejerce de forma continua e incanzable en los andenes del metro, en la calle... Estas fotografías, como ejercicio de igualdad se quedarán en un intento estéril si no nos obligan a realizar una reflexión de mayor profundidad al respecto y si no nos mueven a inventar nuevas formas de relación y convivencia entre nosotros.
FRATERNIDAD
... Como la simpatía que surgió de forma espontánea entre quienes convivieron durante la sesión de fotos. Sin intimidaciones, agresión o depredación (más que al final de la sesión cuando se rompió ese frágil equilibrio).
Pero la experiencia más difícil, la más terrible y bella es la desnudez de nuestra alma.
Si puede ser posible mover a miles de personas (una porción significativa aunque reducida de habitantes en esta ciudad) para participar en un proceso artístico y de pronto, que éste se vea superado y rebasado por los mismos participantes, transformándolo, apropiándose del espacio y momento generados por esta obra, entonces ¿por qué se piensa que es imposible, fuera de convocatorias políticas, unir y mover a muchos en esta ciudad hacia un fin común?
No creo en las terapias de choque sino en los procesos.
Algo tan significativo no debería ser tomado como mero espectáculo o un imán para el morbo público. Todo tiene repercusiones en formas muy particulares. Ahora tenemos las visibles. Las otras, aún están por verse. Como dijo el Zorro al Principito: "Lo esencial es invisible a los ojos".
Esperemos que, en este caso, lo visible no colme sino despierte la necesidad por lo esencial.