Días y días

Hay veces en que los planetas se alinean, el hado nos sonríe; el sol brilla con benevolencia, la hierba se vuelve más fresca y suave, y de la tierra brota un aroma cálido que nos envuelve mientras corremos tras la pelota. Son ocasiones memorables que guardamos como una moneda preciosa; durante los días siguientes nos dedicamos a acariciarlos constantemente y nos sirven como sostén. No importa lo demás. Ni siquiera si se perdió. Lo importante es cómo se jugó.

Pero también hay otros días.

En esos días, una bruma pegajosa lo envuelve todo. Por más que corras y te esfuerces, quedas atrapado como en una tela de araña. El cuerpo no te obedece, se queda inmóvil o reacciona demasiado tarde. El balón tampoco quiere ayudar. Se desvía, pasa a nuestro lado, nos evade.

Y a pesar de todo el esfuerzo, ganas y desesperación, rebota una y otra vez sin entrar en la portería rival.

A todo esto sólo puedo ofrecer una explicación: el designio de las divinidades que habitan y animan el microcosmos de una cancha. Unas veces éste es favorable y otras, no. Este orden oculto para los mortales lo trastoca todo: técnica, estrategia, talentos individuales y colectivos, ventajas y debilidades.

¿De qué otra forma se podría explicar el carácter imprevisible, disparejo y contradictorio del llamado "Juego del Hombre"? Hay otros deportes que presumen ser más justos que la vida misma; pero esto resultaría un consuelo de bobos, en caso de ser verdad. A mi más bien me gustaría que la vida fuera así de simple: un balón, una portería hacia la que hay que avanzar, otra portería que defender y dos equipos. Lo demás es pura teoría.

Por eso se me ocurrió una posible plegaria para invocar la benevolencia de los genios guardianes del prado de juego, las porterías y el balón:

Gracias por esta ocasión para reunirnos
Gracias por darnos salud y vigor para venir a jugar
Que el sol brille sobre todos los que nos encontramos dentro y fuera de la cancha
Que éste sea un tiempo fecundo
Que nuestro juego esté lleno de alegría y que nosotros mismos podamos transmitirla a otros fuera de esta cancha
Que no haya lesiones ni fuerza innecesaria
Que ni la ira ni el miedo empañen nuestro ánimo
Que la pelota encuentre su camino y nos encuentre
Que nuestro juego sea grato y honesto para todos

PD. Encontré este artículo sobre el interesante origen del futbol de mesa y su injustamente desconocido creador. Se los recomiendo.

3 GLOSAS:

Gabo Gris dijo...

Interesante el artículo, el señor pudo ser millonario de haberse administrado de otra forma y en otras épocas, linda su plegaria pambolera. Saludos.

Señor Chiquito dijo...

Lo demás es teoría..., si tiene razón, a veces resulta tan díficil dejarse llevar, el partido se vuelve soso, inaguantable, lo mejor es sudar y sudar hasta alcanzar el balón

bandala dijo...

GABO GRIS:Parece ser el destino de muchos genios; son otros los que sacan el beneficio económico de sus creaciones. Al menos en este caso se desmiente aquello de "Las ideas son de quien las trabaja... o las comercializa." Qué bueno que le haya gustado la plegaria. En próximos días sabré si funciona o vuelvo a los métodos animistas con sacrificios y todo eso. Saludos y bienvenido.
SR. CHIQUITO: Aquí tengo que hacerle la siguiente confesión, y es que esa frase sobre la teoría y la práctica es, palabras más, palabras menos, extraida de la película "Corre, Lola, corre". Me gusta mucho. Abrazos panboleros.