" ... hay algunos que así componen y arrojan libros de sí, como si fuesen buñuelos."
(Comentario contextualizador: La alusión al buen Cervantes y al siempre ingenioso Hidalgo viene a cuenta por una amarga reflexión surgida en el trajín de la corrección de una obra de cuyo nombre no me quiero acordar...)
Como todo un hijo del Renacimiento Miguel de Cervantes agotó sus no escasos ánimos y talentos en múltiples empresas, aunque la mayoría no prosperó de la forma como él hubiese esperado. Le queda, sin embargo, la gloria de haber transcrito a la lengua española, vía la traducción del árabe hecha por el ilustre Hamete Benengeli , las glorias del Caballero de la Triste Figura.
Cuando Cervantes puso en boca de don Q las palabras que aparecen al inicio de este post, ¿conocía las desventuras del corrector de estilo? ¿sabía de las amarguras que atraviesa un redactor? ¿se había aventurado en los pantosos ámbitos del oficio editorial? Sus palabras, me cae, son una verdad del tamaño de la megabiblioteca Vasconcelos (con todo y ballena voladora).
Y encima, hay casos en los que la obra en cuestión ni a buñuelo llega... se queda en el puro mazacote. ¡Puaaaaj!
2 GLOSAS:
Te recomiendo que entres en algún momento, al blog de PEDRO OJEDA ESCUDERO, él es un gran seguidor de Cervantes, ya te vas a dar cuenta de lo que te hablo: laacequia.blogspot.com
Hasta pronto!!
CHUQUIS: Muchas gracias por el dato, realmente es un blog muy sustancioso.Siempre me sorprendo cómo Don Quijote da para mucho, muchísimo. Abrazos y disculpas por el retraso de mi contestación.
Saludos!
Publicar un comentario