el embudo

Entre mi colección de manías, perversiones y fetichismos, tengo en especial cariño una sección a la que he bautizado de forma un tanto arbitraria "El güanna-bí del ser escritor", la cual incluye una colección de películas, libros y citas varias.
Rosa Montero tiene una teoría personal sobre el proceso de escritura, a la que ha tenido a bien llamar "la etapa del embudo": en un momento determinado, durante la redacción de una novela, la vida cotidiana comienza a volcarse sobre la historia; aunque después corrige: más que un embudo, ocurre una inundación en la que la ficción se desborda hasta comenzar a anegar lo que llamamos comúnmente "realidad" con diversas y desconcertantes coincidencias. Esto no es sino un síntoma de cómo la obra en cuestión ha crecido hasta salirse de la esfera de la imaginación hacia el mundo concreto, objetivo.

1. Supongo que cada persona que se ve envuelta en un proceso prolongado de investigación, tiende a desarrollar una relación particular con su objeto o sujeto de estudio, lo que a menudo adquiere un cariz cercano, similar o paralelo al fetichismo. En los inicios de mi propio proceso, conocí a una investigadora que compartía el mismo tema que yo, sólo que ella lo trabajaba desde la filosofía. Al platicar con ella no pude evitar sentirme desconcertada al oírla hablar una y otra vez de Pepe. Chale con la clavadez, pensé. Claro, a Pepe yo lo rebauticé como el omnipresente Vasco.

2. Supongo también que en estos procesos, como parte del fetichismo, uno adquiere sus propios amuletos. Como el ex libris del Vasco que recorté del periódico y que ha permanecido fijo todo este tiempo en el tablero de corcho que cuelga sobre el mueble de la computadora.

3. Al igual que los amuletos, también se puede desarrollar la necesidad o el gusto por los ritos.
Cuando vi el anuncio de la exhibición de su escritorio, y más aún, al ver la foto del mueble en cuestión sobre el que aparecían algunos ejemplares de los libros que me había dedicado a revisar y analizar, me dije que no podía tratarse de una coincidencia, al encontrarme en la fase final de redacción del trabajo. En cuanto pude, me dirigí a contemplar el dichoso escritorio. Sólo fui a eso. Y aprovechando un momento de soledad en la sala, aproveché para tocarlo, sólo una vez (sí, curadores y personal de El Estanquillo, yo fui quien dejó la huella de sus cinco dedotes). Y para hacerle saber al Vasco "Mira, ya está terminado esto, al fin".

3 GLOSAS:

Tania dijo...

¡Esa es mi comadre! Espero que consideres una larga época de desintoxicación del Vasco en esta, tu casa. Verás que tras vaso y vaso de sake todo lo amargo de tu labor se te olvida...

Un abrazo como siempre.

bandala dijo...

TANIA: "Y cuando me caí-í-í, fuiste tú la fuerza de miles de seres que conocí".
Espero con ansias la oportunidad de poner en práctica el regimen de sake sugerido. Y a ver si me cumples lo del comadrazgo. O te lo cumplo yo, quedas advertida.
Abrazos muy fuertes, me encanta la nueva foto de tu perfil.

Tania dijo...

¡Chispas! Estás muy entrona...