El reloj del conejo y la estrategia de la tortuga



Nuestra existencia está hecha de tiempo,
así como nuestro cuerpo está compuesto de materia; luego el tiempo es el único recurso valioso e irrecuperable con que contamos desde el primero hasta el último hálito.
(Tiempo al Tiempo. Fuente anónima del Ciberespacio. Si alguien tiene más referencias, hágalas saber)
Nota para esta imagen:
Oh señor conejo, siempre estás preocupado por llegar tarde aunque nunca llegas a nada. Siempre vas retrasado y tu loca carrera no te permite ver que la vida es quien no te espera.
Aleluya...
A partir de la próxima semana volveremos a disponer de una hora más en nuestras jornadas gracias a la ordenanza del reino que proclama el cambio de horario.
La explicación es que al suprimirnos una hora, estaremos ahorrando energía.
¿Energía para qué? Si la justificación es el ahorro, vale, quiero ver como está mi cuenta y si mi ahorro ya generó intereses. ¿Cómo puedo consultar mi saldo o hacer un retiro? ¿En dónde quedan los cajeros o sucursales de este Banco del Tiempo? Quienes controlan este ahorro y tienen en sus manos lo que parece ser el CRONO-FOBAPROA ¿Están pensando en largarse con todas nuestras horas a Irlanda?
A todo esto, también me pongo a pensar ¿y si son ellos quienes crearon y dirigen a los Hombres Grises? Los Hombres Grises también llegaron para quedarse y me resulta difícil pensar que lo uno no está relacionado con lo otro. Su primer acto de presentación en sociedad fue en la UNAM, y luego comenzamos a verlos caminar por las calles, observándonos muy atentamente, pretendiendo (inútilmente) pasar inadvertidos... Día a día no han dejado de multiplicarse y ahora aparecen donde quiera que volteamos. Dicen que están aquí para ayudarnos y para solucionar problemas.
El Banco de Tiempo y los Hombres Grises ya son una realidad en nuestras vidas, y Ende no hacía literatura fantástica sino ciencia ficción.
Albricias por Momo y Casiopea; espero que también sean realidades próximas a cumplirse.
«Me gustan las tortugas porque no sirven para nada. Son los más antiguos animales de la creación y si los miras tiene una extraña sonrisa, como si supieran cosas que nosotros desconocemos».
M. Ende