El gentil y galano arte del bien escribir al alcance de tod@s

Atención, oh cibernautas y musas virtuales;
amantes todos de las bellas letras,
buscadores de la palabra perdida;
devotos perpetuos del Divino Verbo.

Venid y escuchad la respuesta a vuestros afanes y desvelos...

No deixez morir a mía boz (Tal vez sea tiempo de moverse)

Siempre ye o mesmo:
soldeá de l'alma
que fa buscar
per as carreras escuras
bella compaña.
A mía bida ye
una larca
carrera fosca
sin farols ni abres,
una tardada
sin sol ni lumbre,
un agüerro muerto
sin asperanzas...
Ye inútil querer
trobar n'un rincón
o qu'una maitinada
trafegué ta siempre.
Mas me niego
à adempribiar
ista mala chugada d'o destín,
y busco cada nuei
per as carreras escuras,
per foscos camins,
a trafegada asperanza.

Agora
creigo que chela n'as carreras.
no sé qué siento.
Ye un momento
de baguera
que me deixa buedo
de yo,
de tu,
de toz ...
Y o zierto ye,
que laso de to,
me s'estricalla
la mesma fe ...

Paz n'u silenzio
d'ixa ausenzia
que m'acompaña ...

Anchel Conte, No deixez morir a mía boz (fragmento)

Una vez tuve un sueño (post onírico y enteramente subjetivo)

Estoy solo, completamente solo.
Y en la noche sin viento
escucho el borboteo de la lluvia
que esconde el pesar con paz.


Siegfried Sasoon


¿Al fin acabó el sueño o llegué finalmente a él?

¿Comienzo a soñar ahora o es tiempo de darse cuenta que nunca hubo tal sueño?

Como sea, una vez soñé. Había una voz que me anunciaba un viaje, pero me aseguraba que al final todo estaría bien.

Y hoy me di cuenta que ya estamos en ese viaje. Esto no me resultó tan doloroso como había pensado, pero creo que aún no puedo dominar el desconcierto que me causó descubrirlo.

Entonces, ¡buen viaje! Sólo me quedo con algo parecido a la fe. Y sólo me resta esperar a ver si, finalmente, estaremos bien.

carta ciega

Guárdame junto a ti, cerca de tu ombligo en que principia el aire;
cerca de tus axilas donde se acaba el aire.
Cerca de tus pies y cerca de tu manos.
Guárdame junto a ti.


César Moro, "Carta a Antonio" (fragmento)

Juego fut

No soy un crack.
No soy exponente del jogo bonito.
No me patrocinan ni el boleto del metro.

Comencé a jugar tarde
Carezco de técnica
Desconozco muchas nociones elementales del juego
He tenido que dejar de jugar por periodos bastante prolongados.
Pero siempre me he aferrado a la idea de seguir jugando donde sea, como sea.

Al principio quería jugar futbol soccer, como mi padre. Y ser portero (aunque él jugó de todo, menos esa posición).
Pronto sucumbí a los encantos del futbol rápido: una cancha reducida y controlable; paredes que permiten autopases; encuentros con periodos cortos pero intensos de juego; posibilidad de salir y volver a entrar al juego sin problemas; una pelota más pequeña, más rápida... y más peligrosa.

Y también me rendí a lo evidente: en la portería no servían de nada mis reflejos cuando los nervios me tramaban un compló. Pero en la defensa comencé a sentirme muy a gusto. Aguanta y rechaza.

Ahora a los treinta, vuelvo a jugar fut. Qué emoción tener por primera vez un verdadero uniforme (de hombre, pero uniforme al fin). Usar tacos (esperando que no haya alguien que espere usarlos en mí) y sentir cómo crujen y se hunden en el pasto al correr. Su olor a nuevo es de lo mejor que yo haya conocido.

También hay cosas que cambian. Antes el juego era una parte invariable de la jornada; un elemento cotidiano. Pero ahora el jugar constituye un privilegio; el premio que culmina una semana laboral.

Las cosas que no cambian: la perplejidad de mi padre (aunque también adivino oculto en ella el orgullo que provoca sentirse imitado) y la reprobación de mi madre.

Como dije, ahora el juego es un privilegio/necesidad que arrebatamos al cansancio de la rutina, las responsabilidades, el estrés.

Por eso, los 90 minutos que paso corriendo tras un balón el domingo, los atesoro durante la siguiente semana, pues me sirven como sostén o como aguijón. Cómo paré en seco a la delantera y le eché a perder una jugada; cómo debí haber evitado el tiro a la portería; como me superó una contraria en velocidad y/o técnica; cómo logré hacerle la vida imposible hasta que terminó el partido.

He vuelto a experimentar semisonambulismo. Estoy medio dormida y sueño que estoy jugando futbol, lo cual da lugar a escenas y situaciones un poco trágicas: casi infarto a mi padre que se encontraba viendo tranquilamente la tele al saltar de mi silla repentinamente, por soñar que me encontraba atajando un tiro en la portería. O bien, me sueño haciendo un despeje potente y limpio, pero regreso brutalmente a la realidad con tremendo dolor en la espinilla, resultado de intentar "despejar" el mueble de la computadora.

Sin embargo, también ahora me encuentro de lo más optimista respecto al efecto de la edad y la forma como la experiencia mejora el juego. Muchas jugadoras van por los 60 y acuden a los juegos con todo y nietos; pero su nivel de juego no sólo es aceptable, sino que nos inspira respeto a las demás. De tal forma, aun espero contar con 20 años más, al menos, de vida útil en las canchas.

Esto me hace recordar una frase que nos obsequió don Juan, un amable y exigente entrenador, a sus aspirantes de portero: para jugar futbol, no basta con ser el más rápido ni el más fuerte.

Creo que comienzo a entenderlo.

Pd. Comparto con ustedes el trailer de la mejor peli sobre futbol soccer que conozco. Aquí le pusieron un título horrendo, "Jugando con el destino". Pero la traducción del título original podría ser: "Hazlo como Beckham". Es muy divertida, más allá del futbol y fuera de la cuestión de géneros. Particularmente la parte de los créditos finales es buenísima; casi una película por sí misma.

Pd2. Y por cierto, mi uniforme también es blanco y rojo (nos asignaron uniformes de la selección inglesa, jejeje), aunque lamentablemente no es tan sexy como el de estas chicas ;)



Ciertas cosas que no se saben de mi. (Post egofílico)

No me gustan las visitas inesperadas. Avisen aunque sea desde el teléfono de la esquina, pero ¡avisen!

Sólo me puedo dormir escuchando música. Cosas tranquilas y a un volumen casi inaudible. Una manía que no molesta a nadie más, pero manía al fin.

Los payasos me dan horror (sí, los que van por ahí con maquillaje).

Algunas personas sienten debilidad por los zapatos, otras por los autos, otras por los discos. En mi caso, me chiflan las calcetas de colores y los artículos de papelería (libretas, gomas, plumas, etc.)

Entre mis vocaciones infantiles, la de mayor importancia fue la veterinaria, hasta que me enteré que los veterinarios también debían "dormir" a los animales, cosa que no pensaba hacer, lo cual me hizo renunciar a una prometedora carrera aun antes de estudiarla.

Era conocida por contar montones de chistes. Y todos malos.

"There's a little black spot on the sun today..."

Frankfurt y Fox se escriben con F

El siguiente texto, leido en el Sonoblog, ha irrumpido como luz y revelación en estos oscuros días (y sexenios) míos:

La escuela de Francfort o teoría crítica, síntesis de hegelianismo, paleomarxismo y psicoanálisis. Esta escuela, a la que pertenecieron Adorno, Marcuse y Habermas, afirma que la ciencia y la técnica no son sino armas de dominación del capitalismo. Consecuencia práctica: quien desee combatir al capitalismo debe empezar por rechazar la ciencia y la técnica. ¡Qué felices serían los capitalistas si todos sus críticos fuesen tan obtusos como para prescindir de los hallazgos de las ciencias sociales!


Mario Bunge,fragmento del artículo

Y lo único que puedo añadir después de leer esta peculiar interpretación del pensamiento de la Escuela de Frankfurt es... ¡GRACIAS BUNGE!

Gracias por iluminarme a mi y a todos los descreídos, amargados y cínicos que vivimos en el engaño y ahora, al fin, comprendemos que tras la fachada de ranchero simplote con barniz de seudopolítico de nuestro anterior mandatario, se ocultaba una sólida formación ideológica inspirada directamente en la obra de los más preclaros pensadores europeos del siglo XX. Ni más ni menos.

Y que, además, Fox en realidad no sólo es marcusiano, hegeliano y adorniano, sino que, en su afán por superar a la mismísima Escuela de Frankfurt, emprendió épica cruzada contra los viles instrumentos del capitalismo por lo que buscó combatir con todas sus fuerzas y medios no sólo la ciencia y la tecnología, sino también artes, humanidades y todo lo que oliera a cultura.

Y que a pesar de todos los obstáculos y detractores a los que se tuvo que enfrentar constantemente, siguió adelante en su tremebunda lucha, misma que finalmente, como pudimos constatar directamente, fue sumamente fructífera durante su sexenio presidencial; tanto que aún ahora, separado de su cargo, sigue difundiendo estos ideales por el mundo, siempre que haya un micrófono listo para transmitir sus palabras y un auditorio desprevenido pero pecunariamente dadivoso.

Finalmente, hemos de decir que las autoridades en turno se han revelado como abiertas simpatizantes de las hermosas ideas anteriormente expuestas, por lo que podemos esperar a ver cómo, en breve, toda esta teoría se vuelve práctica y más práctica.


PD1. PIE DE LA FOTO QUE SE INCLUYE A CONTINUACIÓN.
Bonita imagen de las mocedades de García Márquez y Vargas Llosa. La imagen capta el momento en el que ambos se encontraban en pleno compló literario sobre cómo se repartirían los premios Nobel y Príncipe de Asturias, respectivamente.

Pd2. Pregunté y pregunté... y mis chicos/as sí me supieron contestar correctamente. Ni premio Nobel ni colombiano. El que unos adolescentes de bachillerato estén más enterados de la vida y milagros de Vargas Llosa que el ex ocupante de los Pinos, me devuelve la fe en la vida.

Bueno... un poco.

De la comida corrida y la maruchan

Ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, pero tiempo ha que no pruebo una maruchan. La principal razón fue que sacaron del mercado el sabor de camarón al mojo de ajo, que era el que me arrancaba suspiros y por el que clamaba mi corazón (y mis tripas).

Las demás razones que siguen a esta primerísima, la verdad no tienen mayor trascendencia. Esto no quiere decir que de vez en cuando no recaiga. Pero desde la publicación de cierto reporte relacionado con las propiedades cancerígenas de este manjar, mi entusiasmo se ha ido menguando cada vez más.

Hay quien piensa que la vida debe ser simple como un fideo. Para qué complicarse las cosas. En lugar de intensidades y la clavadez en la textura, me quedo con lo simple y sencillo, digamos, la comida corrida en lugar de los platillos gourmets. Punto.

Pero, ¿saben qué? Hasta para la comida corrida hace falta una posición. Por que si estás eligiendo lo simple, que es lo necesario y nada más, estarás descartando todo lo que está de más, el adorno, lo de encima, que no contiene la verdadera sustancia.

La comida corrida, sea el menú de tu casa o el de la fonda de la esquina, implica una posición respecto a lo que piensas que va a servir para alimentarte, a lo necesario para saciar tu hambre y satisfacerte. En algún caso hay sólo dos sopas y dos guisados; en otros casos, el lujo de la elección está descartado; en algunos casos te tocará postre y en otros no.

Y he podido constatar que hay quien esto no le parece suficientemente satisfactorio. Así que, después de revisar rápidamente los peroles y ollas en la cocina que llevan toda el medio día borboteando el guiso, más el esfuerzo de por medio para prepararlo (al menos una buena parte de la mañana), mejor se va a la tienda de la esquina a comprar una maruchan. Fácil y rápido, ¿ése era el eslogan?

Pues no, hasta lo simple requiere de mucho trabajo. Llegar a lo simple para descartar lo innecesario puede tener también su grado de dificultad, por lo que no es raro que a menudo se desista y/o se trastoquen los términos y los fines.

Una cosa es lo simple. Otra, muy distinta, lo fácil.