Tarde o temprano...*

Tarde o temprano (opté por la primera opción, como se habrán podido dar cuenta) esperaba cumplirle a El Montonal, el blog colectivo animado por ingenios varios.

Pasen, pasen... Si no están al tanto, les diré que por turno, cada uno de los Montonaleros propone un tema para postear, de acuerdo al gusto, obsesiones, fijaciones y/o perversiones de cada quien.

En el caso de esta diletante dicho tema fue: Íncubos y Súcubos.

No dejen de vistarnos.

* Atenta sugerencia: Evitar en lo posible el uso de esta frase como título para un e-mail, en particular, si la epístola está dirigida a sus tutorad@s, a menos que deseen provocar en los susodichos un ataque al miocardio o una crisis nerviosa, en cuyo caso, su efectividad está más que comprobada. Gracias.

la sombra del fenix

Creí conocer, pero en realidad, no conozco nada.

Creí saber algo del exilio, pero ¿qué sé?, si yo misma me he exiliado:

Pierdes un nombre, pierdes lugares, afectos, rostros, horarios.
Y sigue viviendo, aunque no podrás volver a tu casa, familia ni lugares, como tampoco podrán recuperarte a ti, que te has ido.

Vivir sabiendo que no eres quien se va, sino todo te abandona para no volver.

Y sin embargo, hay vida después de todo.
Hay alguna clase de vida que te hace ser otro también.

Hay esperanza, pero no en la memoria de los afectos sino en la promesa de una victoria final: tras el desierto del dolor y la ausencia; más allá del abismo de la soledad y del polo antártico del silencio, hay un fuerza cimbrante que vive, desaparece y vuelve de nuevo, llenándolo todo, inundando cada minúscula partícula que forma parte del universo.

La certeza de renacer.



Si algo sabemos quienes nos encontramos en la tempestad, dando traspies entre las tinieblas, es que nunca es más hermoso el cielo ni brilla tanto el sol como cuando la oscuridad se disipa al fin.

Pd. Gracias Mosén, por esta canción y por tus palabras.

tan lejos, tan cerca

Tengo 13 años y no tengo clases porque los maestros de mi secundaria están en huelga, por lo que debo preparar un trabajo para la clase de geografía con el tema: Caída del muro de Berlín. Aunque no he visto a ningún profesor desde hace semanas, las indicaciones están pegadas en las paredes de la escuela, por grupo y materia, que es donde vamos a copiarlos para poder entregarlos después, algún día, cuando termine el paro... y en tanto, paramos clases de forma súbita pero constante.
Así que debo ir a la biblioteca y buscar revistas recientes. Sobre todo, me gustan las fotos. La gente se ve muy contenta abrazándose, llorando de alegría, celebrando arriba de esos pedazos de cemento pintados innumerables veces. En especial, hay una foto que me gusta entre todas: un joven derriba a martillazos el muro mientras las personas a su alrededor lo vitorean. Hay un comercial en Navidad que me gusta mucho también: una chava le entrega una rosa a uno de los soldados que custodia el muro, o más bien, lo que queda de él. Veo en una revista que Bennetton ha lanzado un perfume conmemorativo; además, incluye un pedacito del muro de Berlín (¡ja!).
A la maestra de geografía no le gustó mi trabajo y me pone apenas un 6. Falta de información, creo.

Tengo 15 años y mi método de lectura, en vista de otra opinión experta que me pueda orientar, es seguir el alfabeto. Llego a la sección de literatura y el primer estante está dedicado a Alemania. Leo los poemas y canciones de Bertolt Brecht. También, la novela Casa sin amo de Heinrich Böll.

Tengo 16. Las olimpiadas de Barcelona tienen la ceremonia inaugural más bonita de todas las olimpiadas que se hayan hecho. Durante el desfile de competidores, hay dos apariciones especiales: Sudáfrica sin apartheid es readmitida en unos juegos olímpicos. Alemania desfila por primera vez reunificada. Los numerosos atletas alemanes desfilan tranquilos y felices: ahora sí, nadie va a poder paralos.

Tengo 18 y no conozco mejor forma de pasar las tardes que encerrarme en mi cuarto a leer. (Nota personal: Evitar leer Confesiones de un payaso de Böll en época navideña, a menos que se espere aumentar la depresión característica de estas fechas). Tan lejos, tan cerca de Wim Wenders es una revelación. La veo más de tres veces.

Tengo 33.

Benetton: Antes podías tener conciencia histórica y oler bien.
Brecht: Me han gustado mucho más tus poemas y canciones que todo lo que he leído después. Ahora también vivo tiempos oscuros, así que no puedo contarte nada que no sepas.
Böll: Ya puedo contarte que ahora tengo la experiencia y no sólo la lectura. Para bien y para mal.
Barcelona sigue siendo el recuerdo más bonito de todas las olimpiadas.
Wenders: Situaste a tus ángeles en Berlín antes y después de la caída del Muro. Hay un muro que nos ha ido cercando, no después de dos décadas, sino de dos sexenios más ochenta años.

¿Cómo se derriba un muro invisible?