sun-sun (canción de cuna)

A B., con alegría presente y futura



El anuncio de que ibas a venir nos cayó de sorpresa, pero nos alegra mucho tu llegada. Desde ahora te esperamos con mucha alegría y ansias.

Debo decírtelo: vivimos momentos difíciles, aunque pensándolo bien, hace mucho tiempo que éstos no nos abandonan.

Vas a encontrarte con demasiado cemento y asfalto; muchas personas que pasan de largo, con demasiada prisa, y a las que no les importa escuchar. Otras, que sólo viven para sí mismas. Otras que lastiman (lastimamos) a pesar de sus buenas intenciones o, incluso, sin siquiera proponérselo.

No temas por las inyecciones, el mertiolate, la oscuridad de la noche ni la ira irracional de los adultos.

Vas a descubrir muchas cosas agradables. No puedo nombrarte todas de una vez, pero puedo mencionarte algunas:

colores, muchos colores para los que te faltarán nombres
las paletas de sabores
claro, frutas deliciosas
los abuelos
las fiestas con muchos globos
pasteles inconmensurables
las caricaturas
recorrer un parque a bordo de una bicicleta y/o un par de patines
volverte invisible debajo de una cama
el mar

Bienvenida, linda avecita que has llegado de madrugada.

neomitologías

Creo que ha llegado el momento de renovar la mitología de esta urbe en vista de los acontecimientos memorables que han tenido lugar a últimas fechas, convirtiéndose en un referente obligado, como lo demuestra su presencia en las conversaciones, chistes, columnas de opinión, etcétera. En otras palabras, pongamos al día nuestra mitología del caos.
  1. El secretario que cayó del cielo. El amigo del novio de una amiga trabaja en una de las oficinas del rumbo y vio clarito cómo se estrelló el avión. Por poco se les cae el avión encima. Primero pensaron que era un OVNI y que iba a aterrizar, por eso se pusieron a grabarlo con sus celulares, hasta que vieron que no eran focos sino llamas y se estaba incendiando. Dice que estuvo bien feo, como en las películas de guerra. Llegó bien tarde a su casa porque no había forma de salir; a mí se me hace que rodearon la zona y enviaron a los soldados y los científicos para que recogieran el OVNI, como en las películas de extraterrestres. Igual y el que se murió sí era un Aliens.
  2. La mataviejitas. Un cuate vive por su rumbo y dice que sí la llegó a ver, pero normal, la ñora iba muy tranquila y todo. Eso sí, no hablaba mucho y era bien seria. Se iba a trabajar todo el día, bueno, se iba todo el día. Dice que una vez hasta se la encontró en la tienda y lo saludó, ella venía de comprar las cosas para la merienda: roscas y chocolate Abuelita.
  3. El poeta caníbal. Una vez estábamos mi novia y yo en el parque y que se nos acerca un cuate para vendernos sus poemas. Que dizque eran poemas eróticos y malditos. A mi la neta me dio flojera comprárselos, sobre todo después que nos recitó uno, quesque para mostrarnos la "calidad" de sus escritos, según él. ¡Si se veía bien chafa, el libro!... Por no mencionar que el güey nos veía bien raro, sobre todo a mi chava. Luego nos contó que además de los poemas también estaba escribiendo una novela, pero que no había podido publicar porque no tenía palancas y no era uno de esos escritores "reconocidos". Después lo vi cuando salió en el noticiero de la tele y pensé que ya se le había hecho lo de ser reconocido. Buenas noches, doctor Lecter, ¡juar, juar!
  4. Thriller. Pues a mí sí me gustaba Michael Jackson, aun cuando ya sólo hablaban de él por lo de sus escándalos y los niños esos que dizque fueron víctimas. Me sé todas sus canciones y vi sus videos un montón de veces hasta aprenderme todos los pasos. Claro que fui a sus conciertos cuando vino a México, es más, una vez me quedé afuera de su hotel, a ver si lo veía. Pues en una de esas sí salió rodeado de un chorro de guaruras. Casi no lo veía porque todos eran muy altos, bien mameys como jugadores de futbol americano, y él estaba en medio, pero alcancé a gritarle cuando pasaron junto a mí: Maikolailowyúsomooosh!! Y me volteó a ver y me saludó y me sonrió. Claro, nadie me cree pero no me importa. A mí sí me saludó.
  5. La chispa de la vida. Felicidades, ahora puedes decir que has sobrevivido a un ataque terrorista aereo, que es mucho más de lo que pueden (o podrían) presumir varias personas, y que eres un rehén... digo, un ex rehén con suerte. Pero será difícil reponerte a la idea del oculto poder destructivo de las latas de jugo, combinadas con cables y foquitos, más unas cuantas profecías apocalípticas. Ah sí, y un avión. De ahora en adelante, cada vez que pases por la sección de bebidas de cualquier supermercado, cada vez que veas una máquina de refrescos, es más, tan sólo con oír el chasquido de una lata al abrirse, acompañado de un leve borboteo espumoso, no podrás reprimir el calosfrío recorriendo tu columna vertebral y sentirás el sudor frío descendiendo por tu espalda, tal como las gotitas que cubren el envase casi helado de tu bebida favorita en un día bochornoso, aleluya.
  6. En la estación del metro Balderas... Mi vecina iba de regreso en el metro cuando comenzó a ver que todos se salían corriendo y pensó que alguien se había aventado a las vías y el metro le había pasado encima, así que no había servicio y todos estaban apurados para tomar el transporte provisional. Ella también se puso a correr hasta que salió de la estación y como que la gente estaba rara. Entonces, que llega un cuate con microfono y otro con una cámara, y que le preguntan: "Oiga, ¿cómo estuvo la balacera? ¿Tuvo miedo?" Fue entonces cuando ella se quitó los audífonos del Ipod para oír lo que le decían.


Mad mans dead.mp3 -

de la vida...

Da vida quero os sinais...

epígrafe

...y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.

J.S.

los dones (auto polaroid)

Gracias por la música que nos aviva el alma y la llena de armonías y silencios justos
Gracias por el silencio, tónico fortificante del pensamiento
Gracias por el dolor que me cauteriza y limpia, por darme indicios de existencia
Gracias por los recuerdos, por la memoria, por el tiempo
que me tallan y pulen hasta dejarme desnuda como una piedra al río y al sol
Gracias por las horas y los días que se van sin detenerse
Gracias por el insomnio, que me sostiene en la noche, flama de la lámpara.
Gracias por el sueño que me alivia en la oscuridad de su pozo y abre mil ventanas.
Gracias por las palabras y su apariencia de realidad.
Gracias por el amor y la ausencia, para los que carezco de razones.

(Después de mucho tiempo, hoy volví a escuchar esta canción; me acordé de las canciones que enmarcaron mi infancia. Y también me acuerdo de Mercedes.)