Kafka, la pradera y los gatos

Post con dedicatoria especial a Bebé,
minino que al fin ya no sufre por un ojito
que no se quiso aliviar, por sus pulmones
maltratados ni por el peso de la edad,
pero a quien extrañaremos mucho, mucho.

(Se nota que después del cuerpo, ahora le toca turno a mi imaginación para tomarse sus respectivas vacaciones.
Se nota que es fin de trimestre.
Se nota que pienso en una docena de cosas más interesantes que la pila de exámenes que esperan ser calificados.
Se nota que aún no recupero el ritmo para seguir escribiendo y poder presentar algo medianamente decente a mi asesor.
Se me nota.)

Kafka escribió:
Si uno pudiera ser piel roja, siempre alerta, cabalgando sobre un caballo a todo galope, con el cuerpo inclinado y suspendido por el viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas, pues no harían falta espuelas, hasta arrojar las riendas, pues no harían falta riendas, y apenas viera ante sí que el paisaje era una pradera llana, ya sin el cuello y sin la cabeza del caballo.

Pues bien. Yo sueño también con la cabalgata, siempre alerta, suspendida por el viento, provista de espuelas y riendas. Solos, yo, mi caballo, la pradera... y mis gatos.



Gracias de nuevo, Celia . De que mola, mola.