Juan Reynoso, el Paganini de Tierra Caliente, no ha muerto

Tierra Caliente es el nombre de una extensa y hermosa región que abarca los estados de Guerrero, Michoacán y Estado de México. Esta región es conocida por su riqueza musical, heredera de las tradiciones andaluza, africana e indígena. Dicha combinación ha hecho surgir una fecunda variedad de géneros como las malagueñas, indias y remas, el son planeco, la valona, el jarabe y los gustos.

De forma similar, ha sido la cuna de talentosos intérpretes y compositores de todos estos géneros.

Este jueves falleció Juan Reynoso, músico terracalentano, después de dedicar casi la totalidad de sus 94 años a interpretar el violín y de paso, convertirse en depositario de la fecunda tradición musical de su región. Todo esto lo llevó a ser admirado y celebrado por paisanos y fuereños, a través de recitales, homenajes, discos y películas.

Fue uno caso excepcional, entre los músicos sin formación académica, del tipo llamado "tradicional", debido a que su genio fue reconocido en vida, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de estos músicos, al ser menospreciados o ignorados debido a la naturaleza misma de su arte: transmitido de generación a generación de forma espontánea, empírica, lo que, erróneamente, supone la mera improvisación sin ningún tipo de orden o canon, y la carencia absoluta de disciplina o complejidad formal y estilística.

Estos compositores e intérpretes se forman dentro de su tradición, sin apoyos o estímulos, y cuya único alicente, en muchos casos, proviene del aplauso de su comunidad y una satisfacción muy íntima, que también es necesidad; un sentimiento conocido por el nombre de vocación.

He tenido oportunidad de conocer a otros músicos como Juan Reynoso, sin formación ni escuela formal, más que las enseñanzas de sus padres, vecinos u otros intérpretes de mayor experiencia. Músicos que después de mucho tiempo, en algunos casos, se cansaron de luchar a brazo partido contra el tiempo, la zozobra, la ingratitud y se volvieron comerciantes, amas de casa, viajantes. Pero aún se emocionan recordando todo lo bailado, lo cantado y lo tocado (literalmente). En otros casos, cansados, decepcionados y todo, no abandonan este oficio pues no se imaginan otra forma de vida.

El violín, óleo de Juan Gris, me pareció muy adecuado para ilustrar este texto. Nótese que junto al instrumento aparece un papel pautado en blanco. Aún no se aparece el músico que tomará al instrumento para comenzar a tocar la melodía, pero la melodía ya está ahí aunque no se encuentre anotada en papel.

¿Quiénes estarán dispuestos a oírlos a ambos?

3 GLOSAS:

Lienzo dijo...

Tierra caliente. Tengo muchos recuerdos de tierra caliente. Lombardia, allí ibamos de niñas a pasar la tarde viendo el polvo en girones. Seguro lo escuche y no lo sé. El subconsiente.

Anónimo dijo...

El encanto del universo de Juan Reynoso, era justo que la mayoría de sus espacios de creación los diseñaba en la arquitectura del instante... improvisando; glosando líneas a su modo y capricho en una partitura jamás nacida; creada y terminada cada segundo.

Andamos faltos de músicos como él, y sobrados de disqueras independientes que lo acosaron, utilizando modelos muy parecidos a los de los corporativos mounstrosos. Lo mejor, es que lo que se ha quedado en sus discos, no fue lo que él significa.

Don Juan (suspiro), Juan.

bandala dijo...

JANIK: De cualquier forma, que suerte la de tener esos recuerdos, hasta los inconcientes. Un gran abrazo.
SONO: Efectivamente, el legado de don Juan Reynoso, como el de muchos otros artistas no se mide por las grabaciones o contratos, sino por todo lo que dejó de forma inmaterial y seguirá vivo.