Al infinito y más allá...

Queridos, amados contertulios de este espacio... Si viven como una servidora en la otrora Ciudad de los Palacios, sabrán que conceptos como espacio y tiempo son relativos en esta dimensión. En otras palabras:

a) Que la mayoría de quienes viven aquí no espera llegar al trabajo, escuela, cine, etc. antes de una hora, mínimo, de viaje.

b) Que buena parte de la sobreviencia radica en el dominio y conocimiento del transporte público, particularmente, del metro.

c) Que la puntualidad es una utopía que en ocasiones raya en la imprudencia.

d) Que SIEMPRE SIEMPRE hay que esperar lo inesperado.

Por razones que no vienen al caso explicar, me he visto en la necesidad de desplazarme diariamente desde las bucólicas chinampas xochimilcas hacia rumbos ignotos para mí, hasta hace unas semanas.

Si les sobra paciencia y ocio, verifiquen cuáles podrían ser las estaciones del metro más lejanas al punto donde se encuentran ustedes. ¿Ya estuvo? Pues a mí me mandaron a una de sus elecciones. Ahora imagínense una hipotética ruta de viaje de un extremo a otro del sistema. Súmenle una docena de vendedores de música de novedad con bocinas a todo volumen, algunos turistas gringos, montones de señoras con bolsas enormes y oficinistas aburridos. Ahora, a divertirse.

(Intenté atajar desde Tacubaya, pero ya no tolero pasar una vez más por el Túnel de la Ciencia, también conocido por testimonios de otros viajeros como el Túnel del Tiempo.)

Creo que por, primera vez, no hay atajo posible. Rayos.

La prisa es una mala costumbre viviendo en una ciudad-monstruo.

5 GLOSAS:

Anónimo dijo...

Yo nomás me acuerdo de las horas que pasé encerrada en el auto, dentro de ese gigantesco estacionamiento llamado "anillo periférico"...

De verdad que disfruto tanto llegar a todos lados puntualmente, ya sea en tren o caminando.

Esponjita dijo...

Sí... verdaderamente terrorífico.
Yo propongo al gobierno de Marcel Ebrad mandar investigar y luego construir muchos teletrasportadores públicos, como de novela de Larry Niven o de Frederic Brown.
Y si fallan, y uno acaba con cabeza de mosca, entonces haremos manifestaciones... ¡pero qué horror! ¡ya no tendremos modo de paralizar el tráfico!

diamandina dijo...

Jajaja "la puntualidad es una utopía que en ocasiones raya en la imprudencia", jajaja. Nonono, amo tu frase. Es una maravillosa apología para mi forma de vida: la llegada tarde.

A mí me dan miedo las distancias, me da miedo el DF y me dan miedo los subterráneos, tssst, me pongo en tu lugar y nombre, me muero. Te compadezco grande-pero buenaondera-mente.

Shalú, Bandal.

("Contertulios", qué palabra más bonita.)

Anónimo dijo...

Bueno, pues a mi que no me vengan. Esta ciudad es un paraíso perdido. Perdidísimo. Es un purgatorio donde muchos sí que pueden soportar una sonrisa.

Lo que yo ya, oficialmente no puedo soportar, es ver todos los días durante esos largos trayectos tanto sufrimiento y lucha callejera en las personas, que persiguen un bienestar que es imposible descifrar, en medio del caos de desigualdad y egoísmo.

Aprovecho este comentario para hacerlo público: el 23 de junio de 2007, me harté oficialmente de la Ciudad de México.

bandala dijo...

TANIA: Wow... hasta parece realismo mágico (lo de llegar a tiempo). Ir a todos lados en tren o caminando sería de lo más lindo.
ESPONJITA: Me gusta la idea de los teletransportadores y más aun, la de la alteración ontológica. No se preocupe, seguramente encontraremos una forma de paralizar o alterar el tráfico de partículas teletransportadas, faltaba más.
ANDRÓMEDA: Un dia de estos me van a linchar por crearle aun más mala fama al DF y a los naturales de por aquí.
SERRALDE: Me permito recordarle la frase final de "Las ciudades invisibles": separar lo que es cielo de infierno y tratar de preservar lo primero a toda costa (bueno, algo así). Saludos.