"Sí, soy una bomba"


Si hacemos un esfuerzo de memoria, hace algunos eneros la prensa chilanga repartía sus titulares principales en dos temas que rompían la modorra de inicio de año. Por un lado, don Goyo (también conocido como volcán Popocatépetl) y sus fumarolas, que nos recordaban que su aparente tranquilidad era sólo eso, aparente.
Por otro lado, los misteriosos paquetitos a domicilio que aparecían como inocentes y anónimos regalos hasta que alguien los abría y estallaban entre esquirlas, clavos y la estupefacción del frustrado destinatario.
Como siempre, los merolicos de la tele y sus seguidores se regodearon con la idea de estos casos ("ola") de paquetes explosivos ("regalos sangrientos"). A fin de cuentas, estas bromitas (más cercanas al humor puberto del polvo pica-pica) no fueron obra de mentes malignas, cerebros maléficos ni mucho menos, intentos desestabilizadores de la paz y el orden públicos.
El tema de las explosiones en espacios públicos del df nos remite inmediatamente al caso de los hermanos Cerezo. Hasta ahora no se ha demostrado su participación en lo que oficialmente se trató como un atentado terrorista, aunque las explosiones rompieron a duras penas los cristales de los bancos donde se colocaron. Los hermanos Cerezo siguen presos (dos de los tres), las pruebas que los implican siguen sin aparecer y su inocencia respecto a las explosiones, sigue en el aire.
Y ahora que traigo a cuento esta palabra tan de moda "terrorista", pasamos al tema de los bombazos de esta madrugada (la de ayer lunes, quiero decir). Bombazos muy... decentes, pues dentro de este breve recuento pirotécnico podrían aparecer como un caso inédito: artefactos explosivos sin conflictos ontológicos: Peligro, bomba (letrero de uno de dichos artefactos, que no estalló para pasar a la posteridad con esta frase).
Sí, tal vez me estoy pasando de lanza al comenzar en este punto con el sarcasmo... pero ¿qué puedo hacer si el absurdo ya se me adelantó?
En un blog que ostenta la divisa "Así se ve la vida a los 40"... o algo así, ya aparece la mención a los "terroristas oaxaqueños", para diferenciarlos de los "terroristas veracruzanos" (puras promesas y a la hora de la hora, nada; sólo avisos telefónicos. Igual y eran los despistados de la enah, muy afectos a este tipo de llamadas en épocas de exámenes).
Momento. ¿Ya estamos hablando de terroristas? Pues cuidado, por que otro señor se adelantó a usar el término con mucho éxito. Y tanto, que ahora se pasa los derechos humanos y garantías individuales por el arco del triunfo, a fin de combatirlo.
¿Esto es terrorismo? Un vasco o un colombiano les dirá que apenas si llega al nivel de lo light. Además, antes de plantearnos premisas sobre terrorismo; cabría hacernos dos preguntas bien simples y elementales... ¿A quién beneficia este "acto terrorista"? ¿A quién perjudica?
Perdón, no podemos hablar de terrorismo cuando el terror se practica sin necesidad de bombas con letrero; si lo dudan, los paramilitares que han crecido bajo la sombra de los caciques y se dan el lujo de actuar impunemente ante la vista de todos pueden despejar sus dudas.
Y si creen que las hordas de hombres grises van a calmar las cosas y van a poner orden, lamento decirles que están muy equivocados.
Lo vimos en la unam; lo saben en Atenco. ¿Creen de verdad que ésta es la solución?
Como lo dije anteriormente, el absurdo nos rebasa siempre.